Entrevista a Ana Escario

1.- Breve descripción de tu empresa y su actividad, puedes adjuntar el logo y tu fotografía para que te conozcan mejor

Biolab es una empresa farmacéutica dedicada a actividades de control de calidad y de I+D. Llevamos muchos años en este sector.

2.- ¿Cómo surgió la idea de desarrollar tu empresa?

Pues mira, acababa de terminar la carrera y tenía un amigo que era economista y si había una empresa que fabricaba productos sanitarios, muchas no querían tener su propio laboratorio de control. Un ejemplo es Chicco, en Italia. Tenía menos prestigio de cara al marketing, era más meritorio que te lo llevasen externamente.

En España no estaba contemplado que solo hubiera un laboratorio que te hiciera los controles, aunque no se podía ser un laboratorio solo de control. Ahora mismo estamos dedicados a microbiología y toxicidad, también cultivos celulares pero siempre como laboratorio.

3.- ¿Siempre tuviste visión de emprender o un punto de inflexión en tu carrera profesional te llevó a dar el salto?

No, nunca fui emprendedora. Me gustaba la parte de divulgación y tenía trabajos publicados, pero no era empresaria, era técnico. Hice una tesis, una tesina… No era empresaria, pero sí me gustaba y me atraía la idea de tener mi propia empresa para decidir lo que quería investigar, a lo que me quiero dedicar… eso me seducía y por eso lo monté, pero la parte d empresaria me vino después.

4.- A la hora de crear tu estrategia y plan de negocio, ¿te has encontrado con mucha competencia? ¿Qué aportas a tu mercado como valor diferencial? ¿Cuál es tu público objetivo?

Sí y no. Me he encontrado con competencia, pero siempre he sido flexible para adecuarme al mercado y por eso he seguido creciendo. Si el mercado no lo pide yo me oriento por otro camino, y esa flexibilidad de mi negocio, el a dónde lo quiero llevar, pero adecuándome a las empresas con las que trabajo, porque los laboratorios externos tienen sus políticas y son muy rígidos. A mi no me importa que no sea rentable.

Mi valor diferencial, son la flexibilidad y la especialidad. Actualmente como laboratorio externo somos de los primeros en microbiología dentro y fuera de España. Ese estar dispuesto aunque algo no sea tan rentable, porque me sigue manteniendo, esa idea de una investigación de hacer algo nuevo. Algo nuevo no siempre es rentable de primeras, puedes tener incluso pérdidas, pero eso da otro punto extra a la empresa y vas innovando, y eso al final transciende.

En cuanto a mi público objetivo, un 90% de mis clientes son industrias farmacéuticas, internacionales y nacionales. Pero no me cierro a otro tipo de empresas; ahora mismo nos buscan muchas empresas relacionadas con la terapia génica.

5.- ¿Con qué recursos económicos empezaste?

Cero. La instalación que tengo actualmente la he ido reformando, pero cuando empecé había hipotecado la farmacia de mi madre, su casa… todo lo que tenía alrededor lo había hipotecado. Entonces, cuando me vi con esa deuda tan tremenda, tuve claro que no podía fracasar. Empecé en un piso alquilado, luego compré un piso en Madrid… Al principio no daba dinero, estuve como 5 o 6 años dedicada a los análisis clínicos, pero en cuanto pude lo dejé para dedicarme a lo mío. Me vi debiendo muchos millones de pesetas, porque todo lo relativo a este mundo es muy caro, necesitas equipamiento muy bueno, etc.

6.- ¿Nos cuentas qué ha sido lo más significativo de tu experiencia como empresaria hasta la fecha?

Para ser empresaria primero tienes que tener una idea clara. La mía era ser autosuficiente y poder hacer lo que a mí me gustaba. Yo además soy muy curiosa, me gusta saber, y quería llegar más allá y eso me ha motivado. Creo que tienes que ir más allá de lo que es un mero eslogan. Destacaría que he tenido éxito porque he trabajado mucho y siempre he intentado ir un paso por delante de mis clientes. Cuando sale alguna novedad yo me lo miro y cuando el cliente me lo comenta yo ya me lo sé, y eso genera mucha tranquilidad. Es la parte de creer en el proyecto y de ir por delante del otro, de forma que generes una confianza en el cliente.

7.- Cuando empezaste, ¿tenías conocimientos de temas de marketing, ventas y financieros?

No, nada. Cuando entre en ASEME no sabia nada. Tenía un amigo economista que me asesoraba algo, pero no sabía nada. Decidí asociarme cuando en una ocasión pedí una factura y la persona que me atendió le dijo a su compañero “La niña quiere una factura”.

8.- ¿Qué error intentarías no volver a cometer si tuvieras que lanzar un nuevo proyecto?

Error grave como tal no recuerdo ninguno, pero sí pequeños errores. Por ejemplo, me hubiera venido mejor tener estudios de mercado, me hubiera ahorrado costes. Un buen asesoramiento de marketing en algunos momentos me hubiera ahorra gastos de cosas que no iba a amortizar.

9.- ¿Qué objetivos te marcas a corto y/o medio plazo? ¿Cuáles son tus próximos retos?

Ahora mismo me quiero jubilar ya, que ya me toca, pero no me importa seguir… Queremos crear un departamento de genética. La parte de gestión ya no la llevo, ahora estoy más de asesoría.

10.- ¿Qué recomendaciones darías a quien se plantea emprender por primera vez?

El estudio de mercado que comentaba. Primero es fundamental tener una idea de algo que te guste, que sea tu pasión, porque si no, no lo vas a poder desarrollar bien. Pero no lanzarse a la piscina, por si esta vacía.

11.- ¿Qué creencias te limitaron?

Creo que ninguna, siempre me he ido adaptando. ¿Piden microbiología? Pues vamos a dar un paso en ello. Siempre me he puesto muy empática con el cliente y hasta dónde estoy yo dispuesta a hacer. Cuando he tenido un cliente muy gordo, siempre he pensado hasta qué punto un laboratorio externaliza un servicio y cuándo le compensa más hacerlo internamente, y cuando veía que se aproximaba una facturación crítica intentaba negociarlo para retenerlo, aunque supusiera perder dinero.

12.- ¿Por qué es importante para ti pertenecer a un movimiento asociativo como ASEME?

Porque desde el principio he creído en que la mujer era importante en la empresa. Creo que son importantes los dos géneros porque tenemos diferentes perspectivas, y ambas formas de ver la visa se complementan.

A mí ASEME me ha parecido muy importante porque cuando monté la empresa yo tuve a mi hermano como director durante 10 años, porque me dijeron que una mujer sola no se comía un colín.

Además, ASEME me ha dado muchísimo acompañamiento en la soledad del jefe. Cuando tienes una empresa, el jefe está solo. Te puedes relacionar con la gente a tu cargo, pero dentro de un orden porque siempre eres el jefe. En cambio, en ASEME la soledad era compartida, independientemente de que la otra parte tuviera una empresa de transportes o de lo que fuera. Y eso me ayudaba a no sentirme sola; había una cosa que compartíamos todas las mujeres.

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